Esta vez no tengo ni títulos ni fotos para definir lo que siento. Anoche pasaron cosas que esperaba fervientemente que ocurrieran pero que jamás pensé que pasarían en verdad.
Pasé estos últimos años de mi vida tratando de encontrarlo y de saber qué era lo que había pasado al final, y nunca pude, simplemente nadie sabía de él. Pero anoche... anoche nos encontramos. Y fui feliz y triste. Nos saludamos como si nada hubiera pasado, cómo si sólo hubieran pasado unos días desde la ultima vez que nos vimos.
Al principio no quería hablar del pasado, pasé demasiado tiempo planeando qué hacer y decir cuando lo reencontrara y ahora tenía mucho miedo de enfrentarlo. Hablamos de los buenos tiempos y de las tonteras que hacíamos. Me preguntó que qué tantas cosas recordaba, le mencioné algunas. Pero la verdad es que recuerdo demasiadas. Más de las que quisiera, más de las que debería por sanidad mental.
Inevitablemente la conversación llegó a aquél día, él último. Le conté cuan mal me hizo sentir todo lo que pasó, y de la rabia. Debió notar lo afectada que estaba porque, tan sereno como siempre, me pidió que le dijera todo lo que tenía guardado. Que aunque este ya no sea el tiempo correcto en que debimos hablarlo, me haría sentir mejor. Qué después de todo eran nueve años de rabia y frustración que necesitaba expresar.
Y ya no pude seguir conteniéndome. Le dije que lo odiaba por abandonarme sin siquiera dejarme saber el motivo, le hablé del resentimiento, que traté de olvidarlo pero que lo veía en todas partes y todo me lo recordaba. Mientras hablaba me dí cuenta que ya no sentía cosas que creía sentir. Y por primera vez pude ver claramente que en realidad nunca lo odié, me di cuenta que en el fondo el gran problema era que nunca dejé de quererlo y por eso dolía tanto.
Me reí.
Le dí las gracias por todos los lindos momentos y por darme la oportunidad ahora, nueve años después, de cerrar este ciclo.


Él sólo dijo que siempre me admiró por mi sinceridad.

No voy a decir que ahora estoy bien, acordarme aún me da tristeza, pero ya no es esa angustia que solía invadirme, es más bien nostalgia que supongo irá desapareciendo con el correr de los días.

Moro.-


6 comentarios:

Mónica Pavón Mardones 15 de noviembre de 2009, 10:04  

Sacarse todo lo que uno tiene guardado, aunque no sea el tiempo correcto, siempre es bueno. Aunque uno se de cuenta que ya no es lo que uno creía que fuera...

Me algro por ti, bella.

Besos.

Solcito 15 de noviembre de 2009, 17:27  

Saldar deudas pendientes ...que bien hace sacarse todo eso de adentro!! besos

peligroso 15 de noviembre de 2009, 18:24  

Grande, Moro. Es bakán leerte. Un abrazo.

- peligroso

Narvandi 16 de noviembre de 2009, 4:59  

Guau¡

Fuerte, te felicito, yo hice exactamente lo mismo, pero a otro nivel con un amigo, y fue muy potente.

Admirable.

...y besos.

Natilla 16 de noviembre de 2009, 5:32  

Qué bueno que pudiste darle un cierre a ese tema. Rara vez estas cosas ocurren cuando "deberían" pasar, ocurren a su tiempo y hay que aprovecharlo. Desahogarse, poner en palabras estas cosas, ayuda a cerrar el capítulo y ver todo con más claridad, y a veces es también el paso del tiempo el que ayuda mucho a enfocar las cosas de otro modo.
Te quiero mucho y te felicito por ser como eres. Ojalá algún día tu también termines de comprender la bacán persona que eres.
Un abrazo

MelyPaz 18 de noviembre de 2009, 5:06  

¡Felicitaciones, dama! Qué bueno que pudiste desahogarlo todo y, además, qué bueno que el damo escuchó y te alentó a hablar =)

Me llegó esta frase: "en el fondo, el gran problema era que nunca dejé de quererlo y por eso dolía tanto". Pucha que es cierta.

Un apretón de manos! (porque todos dicen "besos" o "abrazos" =P)

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