El Meollo del Asunto

A raíz del post de Bones en Blog Girls me puse a pensar en cómo me ha afectado a mí el ser hija de padres separados. Y al respuesta llegó mucho más rápido de lo que esperaba: Mi relación con los hombres.

Mis papás se separaron cuando yo tenía ocho años. Fue terrible, él lo era todo para mí. Me hubiera encantado decir que después de la separación siempre estuvo ahí para mí, pero no. Se dedicó a decepcionarme sistemáticamente, espero que involuntariamente. Cuando cumplí trece años y entendí que simplemente él era así, dejé de confiar en él y de hacerme ilusiones. Hace un par de años intentó retomar las relaciones, pero no funcionó. Esa falta de preocupación por su lado y mi resentimiento hacia él truncaron las cosas. Desde que le dije unas cuantas verdades ya no nos hablamos.
Pero él no és el único culpable de mi fallida relación con los hombres. Hay otro individuo que influyó bastante, Daniel. El fue el primer hombre que se fijó en mí. Yo estaba en segundo medio y el en tercero. Teníamos una linda relación, más platónica que otra cosa, pero muy linda. De hecho creo que han sido los dos años más lindos que he vivido. Pero un día, unas semanas antes que él dejara el colegio, se puso raro. Dejó de hablarme y me evitaba. Cuando por fín logré hablar con él me dijo que no tenía nada que hablar conmigo y que lo dejara en paz. Y nunca más volví a verlo. Su telefono ya no era, se cambió de casa, ninguno de sus amigos lo volvió ver. Soñé con el muchas veces e intentaba preguntarle qué era lo que había pasado y siempre me evitaba. Su recuerdo me penó por años. Y decidí no tomarme a los hombres en serio. ¿Cómo podría? Los dos hombres mas importantes de mi vida me habían abandonado. Y dolía mucho. Era mucho más simple dedicarme a relaciones fugaces y no involucrarme de verdad.

Hace menos de un año soñé con Daniel de nuevo, hacía mucho que no me pasaba. Pero esta vez lo perdoné. Y me acuerdo de haber despertado con un increíble sentimiento de paz.
Pero sigo con cierto miedo a las relaciones, en parte porque hace mucho que no siento que alguien me quiera en serio, y siento que nadie me ha gustado de verdad en años y me da pena. Veo a mis amigas sufrir por hombres y recuerdo todos aquellos malos momentos y más me asusta. Pero extraño tanto esas mariposas en el estómago y todo ese juego previo de indirectas y extraño esa magia del primer beso con él.

Añoro ese amor lindo que jamás he tenido.

Moro.-